martes, 28 de septiembre de 2010

Arte del Renacimiento


LEONARDO DA VINCI

A todos nos asombra la vida y la obra de este personaje destacado del renacimiento italiano y uno de los genios más creativos y prolíficos de la historia.
Se formó como pintor en el estudio de Andrea Verrochio ,pero llegó un monento en que su maestra le dice que ya no le podía enseñar nada más al ver un ángel que Leonardo había pintado; tan perfecto era, que Verrochio decidió no pintar nunca más al comprobarse superado por su discípulo.


LA GIOCONDA. MONA LISA.


Al prescindir de la línea negra, Leonardo da con la clave de la suavidad en lo representado. Con el sfumato gradual (más cuanto más lejos) se logra una gran sensación de realismo, los objetos se ven más borrosos cuanto mayor es la distancia entre ellos y el observador. El efecto perspéctico es total al pintar a Monna Lisa con un punto de vista muy alto.
Símbolo de lo enigmático y misterioso, este retrato es el más famoso de todos los tiempos. Leonardo, el gran genio del Renacimiento pintó a Lisa Gerardini, esposa de Francisco Giocondo pero nunca entregó el cuadro a su encargante, lo retuvo con él hasta su muerte y no dejó de trabajar en él, retocándolo continuamente. Según la leyenda, Leonardo invirtió diez mil horas en su elaboración.
La chica posa en tres cuartos, tocada con un velo y las manos recogidas, recortándose desde gran altura sobre un paisaje con un horizonte muy lejano donde podemos ver montañas, ríos, puentes y caminos.
Leonardo fue el inventor del "Sfumato", técnica consistente en difuminar los contornos para dar sensación de atmósfera y aire, de lejanía perspéctica y, a la vez, de dulzura y suavidad.



LA ÚLTIMA CENA.




En esta obra al fresco pintada en el refectorio de Santa Maria delle Grazie (Milán) Leonardo nos enseña claramente la perspectiva lineal. Si te fijas bien, existe un punto de fuga (cabeza de Jesús) en el que todo converge y hacia donde es conducida nuestra mirada. Diversas líneas de fuga se encargan de conducir el espacio hacia ese punto (línea del techo-pared, bordes superiores de los cuadros de la pared, etc.). El resultado es un poderoso efecto de espacio tridimensional, acentuado además por el juego de luces alternadas en la distancia.



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